Omega 3 (vs enfermedades cardiovasculares)
Mecanismo de acción y estudios clínicos
Los ácidos
grasos omega 3, principalmente EPA y DHA han sido utilizados de forma
preventiva en una gran cantidad de trastornos de la salud como cáncer,
obesidad, diabetes, así como enfermedades cardiovasculares, siendo esta última
una de las principales causantes de muerte a nivel mundial. Es por esto que se
ha estudiado ampliamente el mecanismo de acción de estos ácidos poliinsaturados
y la efectividad real que tienen frente a trastornos cardiovasculares.
Existen distintos mecanismos de acción por los cuales los ácidos grasos omega 3 pueden ayudar a disminuir y prevenir enfermedades cardiovasculares, principalmente infarto al miocardio. Entre ellos se encuentran la reducción de placa aterosclerótica (posiblemente debido a la reducción de moléculas de expresión adhesivas, así como a propiedades anti inflamatorias), efectos anti trombogénicos, así como posible reducción de la susceptibilidad cardiaca a arritmias ventriculares, entre otras.
De igual manera existen otros mecanismos de acción como el aumento de resistencia de las células del miocardio a eventos de fibrilación, indicando que se requiere un estímulo mucho mayor para inducir la fibrilación y por lo tanto un infarto al paciente.
Además de lo anterior se ha demostrado que los ácidos omega 3 pueden inhibir canales de sodio dependientes de voltaje, previniendo que las células del miocardio se vuelvan hiperexitables con facilidad, de esta manera previniendo arritmias que pueden ser causantes de síndrome de muerte súbita entre otros daños al corazón. (Hercberg 2010)
En cuanto a estudios realizados, estos cuentan con la dificultad de que es difícil discernir entre aquellos factores que disminuyen de forma directa la incidencia de problemas cardiovasculares como infarto al miocardio, frente a aquellos que modifican estos factores de riesgo de forma indirecta como la reducción de colesterol en sangre, disminución de glucosa en sangre, etc, por lo cual es necesario realizar estudios detallados que permitan obtener resultados concluyentes.
El estudio GISSI consistía en dividir a los individuos de estudio en 4 grupos, uno de ellos recibía 1 gramo de ácidos omega 3 al día, otro suplementado con vitamina E, uno más con ambos suplementos combinados y un grupo control. Los resultados mostraron que el grupo que recibía ácidos poliinsaturados tuvo un riesgo 15% menor de sufrir un accidente cerebrovascular, así como un 20% menor de muerte en general, junto con un riesgo 30% menor de muerte por accidentes cardiovasculares
Existen distintos mecanismos de acción por los cuales los ácidos grasos omega 3 pueden ayudar a disminuir y prevenir enfermedades cardiovasculares, principalmente infarto al miocardio. Entre ellos se encuentran la reducción de placa aterosclerótica (posiblemente debido a la reducción de moléculas de expresión adhesivas, así como a propiedades anti inflamatorias), efectos anti trombogénicos, así como posible reducción de la susceptibilidad cardiaca a arritmias ventriculares, entre otras.
De igual manera existen otros mecanismos de acción como el aumento de resistencia de las células del miocardio a eventos de fibrilación, indicando que se requiere un estímulo mucho mayor para inducir la fibrilación y por lo tanto un infarto al paciente.
Además de lo anterior se ha demostrado que los ácidos omega 3 pueden inhibir canales de sodio dependientes de voltaje, previniendo que las células del miocardio se vuelvan hiperexitables con facilidad, de esta manera previniendo arritmias que pueden ser causantes de síndrome de muerte súbita entre otros daños al corazón. (Hercberg 2010)
En cuanto a estudios realizados, estos cuentan con la dificultad de que es difícil discernir entre aquellos factores que disminuyen de forma directa la incidencia de problemas cardiovasculares como infarto al miocardio, frente a aquellos que modifican estos factores de riesgo de forma indirecta como la reducción de colesterol en sangre, disminución de glucosa en sangre, etc, por lo cual es necesario realizar estudios detallados que permitan obtener resultados concluyentes.
El estudio GISSI consistía en dividir a los individuos de estudio en 4 grupos, uno de ellos recibía 1 gramo de ácidos omega 3 al día, otro suplementado con vitamina E, uno más con ambos suplementos combinados y un grupo control. Los resultados mostraron que el grupo que recibía ácidos poliinsaturados tuvo un riesgo 15% menor de sufrir un accidente cerebrovascular, así como un 20% menor de muerte en general, junto con un riesgo 30% menor de muerte por accidentes cardiovasculares